12 mayo, 2010

Yo quiero ser esa hormiga que se aparta del sendero.

*Televisión pública (I)




Por supuesto que existen razones que justifican la existencia de la TV pública, pero no sé si existirán razones para justificar la existencia de la TV pública que nosotros tenemos.

Y esto quiere decir, que un servicio público se crea para el uso y disfrute de todo el mundo, con unos intereses generales, de manera que no existan beneficios ni intereses privados ni individuales detrás de toda la parafernalia pública.



La existencia de un servicio público, es algo que mejoraría la perspectiva ideológica, la cultura, incluso las relaciones sociales si fuera y actuara estrictamente como tal. Pero, como en el 99,9 % de los aspectos que podemos encontrar en la vida, existen unos roles de poder.


Siempre existe alguien que sale beneficiado y otro que se encuentra como una hormiguita en un mundo de gigantes, que no sabe dónde ir y lo único que puede hacer para no desentonar y estar “cómodo”, es unirse a la masa. ¿Es esto lo que queremos? ¿Queremos que, incluso en algo en lo que se supone que debemos confiar, se nos conduzca cual hormiguitas por el sendero que ellos quieran formar de acuerdo con unos intereses ubicados en una industria cultural generalizada e impuesta? ¿Hay algún tipo de salida y escape de toda esta burbuja que a algunos nos agobia?



La TV pública, se encuentra regulada en cuanto a los límites a lo que puede llegar y a las obligaciones que debe cumplir, por la Directiva de Medios Audiovisuales sin Fronteras.

Se basan, pues, en tres pilares fundamentales: mantener el pluralismo e impedir el abuso de posición multisectorial, establecer unas normas de propiedad para tener en cuenta particularidades estatales y elaborar directrices respetuosas con los Estados.


Analistas como Ramón Reig o Aurora Labio Bernal, llevan a cabo una lectura crítica de Economía política de la Comunicación a la legislación, para llegar a la conclusión de que poco a poco las regulaciones del texto legislativo versarán sobre cuestiones de regulación publicitaria, cuotas o infraestructura tecnológica.


Por tanto, resumiendo, cabe decir que lo que verdaderamente les interesa(-rá) de estos servicios públicos, son las audiencias y posibles beneficios que puedan obtener de donde sea, antes que la calidad y objetividad de sus emisiones, así como el acercamiento progresivo a la consolidación de un VERDADERO SERVICIO PÚBLICO.


De manera, que las TV públicas existen por la mera necesidad. Me explico: podemos pensar que al ser públicas se permite todo y no está delimitada por unas normas y barreras que no deben sobrepasar; o que, de alguna manera, no sigue una línea específica, sino que se centra en lo que a la sociedad verdaderamente le interesa y no en lo que se quiere que a ésta le interese. No es así. Todo sigue una línea específica que va junto a la ideología vigente o que se quiere instaurar. De manera que uno de los factores que está íntimamente ligado con la existencia de medios públicos, es la economía política. Pero, La economía política de la comunicación necesita estar cimentada en una epistemología realista, inclusiva, constitutiva y crítica, evitando de esta manera la homogeneización de la sociedad y la masificación de la ideas.


De este modo, se constituiría una comunicación, en cierto modo, “libre” ya que su objetivo no sería la imposición de cierta conducta en los receptores, y éstos serían capaces de posicionarse de otra manera ante lo recibido por los medios de comunicación.


La TV pública debería ser un medio de comunicación en el que se emitieran programas, publicidad o las mismas noticias con una visión objetiva y no controlados totalmente por el poder dominante que acaba consiguiendo que aquellos que reciben la información emitida sean simples víctimas dominadas por los intereses de los poderosos (ya que es complicado llevar a cabo una reflexión crítica y ajena a todos lo estímulos que recibimos)


Esto no debería ser así.


Aunque, es cierto, que somos seres o creemos serlo, independientes y autónomos, creo que estamos inmersos en una burbuja controlada por aquellos que pueden y hacen lo que quieren con nosotros de manera directa o indirecta. No es justo, ni sensato que los medios de comunicación públicos, en el caso de la TV, medio más utilizado y explotado se manipule a los receptores de tal manera, ya que ésta debería ser neutral y objetiva, con el fin de conseguir que los decisores de las opinión pública que se cree, sean los propios receptores a partir de una información neutral, ya que si se nos comunica de una manera tergiversada, es más complicado conseguir posicionarse de manera crítica ante lo que recibimos.


Una de las medidas que se aprobaron en relación a la TV pública, fue la supresión de la publicidad en ésta. Los ingresos que la publicidad aportaba a la TV pública, serán sustituidos por aportaciones del gobiernos mismo,y de diferentes cargos a las tv privadas y a las operadoras de comunicaciones.


Con ello, TVE tuvo que cumplir con unas obligaciones, tales como el fomento de debates parlamentarios y electorales, o el aumento de su cuota para apoyar al cine, el impulso de la programación infantil, y la restricción de la compra de derechos deportivos.


Se dice que la eliminación de la publicidad en las tv públicas ha sido un paso hacia la independencia económica. Bajo mi punto de vista, como estudiante de Publicidad, obviamente no me parece bien que eliminen esta forma de comunicación, ya que supone pues, una disminución de trabajo, pero desde un punto de vista objetivo y ajeno a mi “burbuja publicitaria”, creo que es una medida acertada en cuanto a que las tv públicas deben respetar los intereses públicos y, por tanto, no potenciar los privados e individuales (objetivo de la publicidad, basada en intereses privados o individuales)


Pero no está todo hecho. Para que la tv pública fuera realmente PÚBLICA y no parcialmente como lo es ahora, debería alejarse de toda influencia de los medios privados y del estado, por medio de la financiación, y con ésto alejarse de cualquier tipo de interés económico o político que condicione la tipología o la calidad de sus emisiones.


Por lo que, se ha de señalar que ha habido un avance en la voluntad de crear un servicio público cada vez más y más puramente público, pero aún queda mucho por hacer, y muchos intereses tanto económicos como políticos por obviar.


Creo, personalmente, y más en el contexto de crisis en el que nos encontramos, que este proceso de evolución hacia un verdadero servicio público se estancará, ya que es muy difícil prescindir de beneficios que algunos reciben por hacer las cosas de manera incorrecta, y convertir dichos beneficios en aire que desaparece y que no recibimos nada a cambio de hacer las cosas bien. Y a esto, los poderosos que mandan sobre la gran masa que nosotros constituimos, no están acostumbrados.

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