La belleza es algo es muy relativo, al menos eso es lo que se ha dicho siempre. Según la época, los prototipos de belleza van cambiando, así como las modas, y un sinfín de ejemplos de los que no es necesario hablar.
En la situación en la que yo he nacido y en la presente, conocemos y juzgamos según los prototipos de belleza preestablecidos, en algunos casos podríamos decir impuestos. Si pensamos en una mujer bella, pensamos en una chica joven, alta, delgada, con unos dientes blancos y perfectamente colocados, la piel impoluta, que nos transmite frescura por cada poro de su cuerpo: como si acabara de “salir de la ducha”.
En la situación en la que yo he nacido y en la presente, conocemos y juzgamos según los prototipos de belleza preestablecidos, en algunos casos podríamos decir impuestos. Si pensamos en una mujer bella, pensamos en una chica joven, alta, delgada, con unos dientes blancos y perfectamente colocados, la piel impoluta, que nos transmite frescura por cada poro de su cuerpo: como si acabara de “salir de la ducha”.
Y es en el momento en el que nos fijamos en las revistas, pasarelas o escaparates de las tiendas cuando nos damos cuenta de que nuestros ideales de belleza están totalmente deformados, e incluso podríamos decir que estos cuerpos son prácticamente imposibles de conseguir partiendo de una vida sana.
Observamos entonces esta campaña de Sisley, en la que nos encontramos a estas dos jóvenes: delgadas, podríamos decir que están huesudas, hasta nos atreveríamos a inventar que tienen algún tipo de trastorno alimenticio, y no solo eso, sino que su pálida cara transmite un estado de embriaguez, o de estar bajo los efectos de alguna droga (en la segunda gráfica).
Y mi cuestión viene en el momento en que comienzo a plantearme los valores que la marca Sisley quiere transmitir a sus clientas con estas dos fotografías, que además llevan el eslogan de Fashioin Junkie, o Drogadicto de Moda en castellano.
¿Acaso ahora las drogas están de moda? O simplemente la marca quiere denunciar el apenas sano estilo de vida que llevan actualmente las top models, que esta semana están en Milán, mañana estarán en Nueva York, y la semana que viene en París, y claro, de alguna manera tendrán que aguantar, ¿no?. ¿Tienen todas las jóvenes que llevar unos malos hábitos alimentación, inducirse ellas mismas a enfermedades como la anorexia o la bulimia, para llegar a conseguir ese cuerpo escultural que la sociedad dicta?
El caso es que la lectura de este tipo de publicidad es muy subjetiva, ya que por otra parte, partiendo de unos ojos inocentes y con humor, diríamos que, según esto, hay muchos jóvenes, y no tan jóvenes, en nuestro planeta, los cuales están adictos a la moda y a sus tendencias, que quieren tener el último par de zapatos de Alexander Mcqueen, o uno de los bolsos de la nueva colección de Louis Vuitton. Tanto esta lectura, como la anterior, tendrían que ser válidas, y al fin y al cabo, se trata de una campaña transgresora, con el fin de llamar la atención, y yo creo que lo ha conseguido.
Para finalizar, cabe decir que de alguna manera u otra, que cada uno de nosotros somos un escenario de comunicación, ya que según qué detalles, hablan por sí solos, mostrando al resto del mundo que tenemos ciertos gustos, cierta ideología, podemos ser más o menos conservadores, con un ego mayor o menor y un amplio etcétera.
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