25 mayo, 2010

Objetividad y calidad no van unidos a Televisión

*Televisión Pública (III)


¿Quién no tiene un televisor en casa? Seguramente, como la gran mayoría de nuestra sociedad, tu también tienes un televisor, y es que este medio de comunicación masiva, es el medio que llega a la mayor parte de la sociedad, y además su grado de influencia es muy elevado.


Con la televisión han nacido cadenas de carácter público y privado, por todos es sabido que tras estas cadenas privadas se esconden intereses de todo tipo, pero principalmente políticos y económicos. Aquí es donde surge uno de los grandes problemas de la televisión actual, la decadencia de la calidad de los contenidos audiovisuales. El afán de las cadenas por aumentar sus beneficios, conseguir las mayores audiencias, liderar las principales franjas horarias y tener los programas más vistos, ha hecho que estemos rodeados de la llamada “telebasura”. Diariamente las parrillas televisivas están plagadas de programas dedicados a la prensa rosa y amarilla, una programación basada en el puro entretenimiento y circo mediático, sin ningún tipo de interés social, cultural y que no aportan información alguna.


En cuanto a las televisiones públicas, podemos decir que siempre se les ha atribuido un carácter más serio, ya que han tratado de ofrecer una programación interesante y casi siempre de información objetiva y adecuada al momento. Aunque esto no siempre ocurre, ya que en Canal 9, la televisión pública de la Comunitat Valenciana, la objetividad brilla por su ausencia. Podemos decir que hay dos posibles conceptos de televisión pública, uno que le otorga un rol subsidiario en el sistema audiovisual, una televisión que ofrece aquellos programas que la televisión privada no ofrece porque interesan a poca gente o porque son demasiado caros. Y otro que le otorga un rol protagonista, con una programación para el público en general y que le garantiza una cuota de penetración amplia, permitiéndole cumplir con un gran abanico de objetivos como servicio público.

Desde mi punto de vista y teniendo en cuenta el panorama actual televisivo, creo que la existencia de servicios públicos televisivos es muy importante, ya que en un sistema competitivo y abierto, las televisiones públicas han de convertirse en la garantía de un sistema comunicativo global, dando voz a todos, eliminando el “monopolio de voces” existente.

El segundo concepto de televisión pública competitiva es el que queremos, capaz de compaginar la calidad de la programación con la cantidad de audiencia. Una televisión pública generalista, no sólo porque intenta ofrecer programas destinados a un público heterogéneo, sino también porque cultiva todos los géneros y satisface también los intereses de las minorías.


Además es importante remarcar que existen muchas funciones y misiones de la televisión que no son rentables desde el punto de vista mercantil, pero que si que lo son desde el punto de vista de la democracia, de los intereses sociales y de las funciones dinamizadoras de la industria cultural.


Algunas de estas funciones son:

- Función de defensa del pluralismo
- Función política, cultural, educativa, social y de bienestar social
- Función de calidad de la programación y de los contenidos
- Función de equilibrio territorial
- Función económica, de desarrollo y de equilibrio territorial
- Función de motor de la industria audiovisual
- Función humanista, moralizadora, divulgadora y socializadora


La publicidad es uno de los medios de financiación de las cadenas televisivas, en el caso de las públicas la financiación procede tanto por parte de la publicidad como por parte del estado. Desde comienzos de año, Televisión Española (TVE) ha dejado de emitir publicidad, lo cual ha beneficiado a la cadena, subiendo su “share” en varios puntos además de dar mayor servicio público, más participación ciudadana y apostando por la producción propia.













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